Saraband (ídem, 2003) de Ingmar Bergman.


Tras varias décadas sin verse, Marianne (Liv Ullmann) decide realizar una visita a su ex marido Johan (Erland Josephson), que vive en una aislada cabaña situada en medio del bosque. Cerca del lugar también habitan Henrik (Börje Ahlstedt), hijo de Johan, y su hija Karin (Julia Dufvenius).


Doloroso reencuentro otoñal con el que Bergman cierra su excepcional filmografía, exponiendo, una vez más, su descarnada y pesimista concepción de la existencia humana.

No debe entenderse Saraband como una secuela en el sentido más estricto,  sino como el retomar de unos personajes ya configurados, que se ven enriquecidos con la profundidad y los matices que otorga la experiencia de los años vividos.

Bergman vuelve a incidir en temas ya conocidos dentro de su obra, como la incapacidad de comunicación/relación del hombre con sus semejantes, la pérdida, el tormento interior o la muerte; y lo hace con una crudeza inaudita, incluso dentro de su propia obra.


Su arquitectura narrativa resulta extraordinaria por su impecable precisión y simpleza, articulándose en diez episodios precedidos por un prólogo y coronados con un epílogo, en donde los personajes se enfrentan, siempre de dos en dos, desnudando sus almas ante una cámara rigurosa en la captación de miradas, gestos y palabras.

La virulencia y aspereza de los diálogos surge por la necesidad del propio autor de exorcizar sus fantasmas interiores con una sinceridad que apabulla.

 Pero no todo es padecimiento en esta madura pieza de cámara, ya que también encontramos ternura y calidez, aunque sólo se dé en momentos muy concretos (el abrazo entre Johan y Marianne al principio o la secuencia en la que ambos deciden compartir lecho casi al final).

Los cuatro actores que protagonizan la cinta están espléndidos, sobre todo Erland Josephson; un actor imponente que ofrece una magistral interpretación a pesar de estar aquejado de un avanzado parkinson.


El quinto personaje en discordia, y al que sólo vislumbramos en fotos, es el de Anna, la fallecida esposa de Henrik a la que todos se aferran por suponer un oasis de abnegación y bondad en un mundo que resulta insoportable.

Todavía es pronto, pero con el paso del tiempo, Saraband será considerada como una de las obras más profundamente personales de su esencial autor.

13 comentarios:

  1. Veo que no hay comentarios. Y como la acabo de ver voy a dejar algo por aquí uno: aunque admito que es una película admirable (como casi todo lo que he visto del sueco), los rasgos que no me gustan de su cine están todos aquí elevados al cubo: la autocompasión, la brutalidad, la constipación espiritual y, lo peor de todo, el uso de la película para traducir o transferir las obras de teatro de su mente -que podría remontarse a épocas muy anteriores-, hacen que no logre conectar tanto como debería con este filme (¿teatro filmado?) a la que calificas como obra maestra. La puesta en escena es magistral, pero sólo desde el preciosismo, pero la indiferencia a la trama parece que raya en el desprecio. Una buena película en todo caso, que se sustenta por el poderoso guión y, sobre todo, por las actuaciones; pero sólo quería recalcar estos puntos que creo que no mencionas. W

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    1. ¿Has observado que sólo participas en el blog para ponerle "peros" a todo lo que digo? Si "Saraband" te parece ¿preciosista? y teatro filmado (supongo que pensarás lo mismo de "Dos seres" de Dreyer, estando igualmente equivocado) creo que no hay nada más que comentar.

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    2. Efectivamente, el cine de Bergman, es teatro filmado. En cuanto a la puesta en escena que no es demasiado virtuosa, ni imaginativa, ni rigurosa, en todo el cine de Bergman, es curioso que no lo notes o nunca la menciones. W

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  2. Me refiero a que Bergman muestra una brillantez, como siempre, en retratar personalidades complejísimas y seres atormentados, pero desafortunadamente a la manera de un dramaturgo y no se preocupaba por la puesta en escena. Gran película en todo caso. W

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  3. Anoche estuve viendo "Saraband" y me ha emocionado, sobrecogido en ocasiones, como por ejemplo la escena entre padre e hijo y me ha parecido una obra extraordinaria. Además he visto también el "Making off" y en él se demuestra que Bergman planifica todo hasta el detalle más insignificante (desde nuestro punto de vista); es increible como con 84 años derrochaba vitalidad y entusiasmo por lo que estaba haciendo; viéndolo, me he reido, me he llenado de ternura y emocionado (no por sensiblería) hasta la lágrima. Ya he visto unas cuantas de él y no pienso quedarme aquí. En definitiva que estoy de acuerdo con lo que dices en tu comentario y con la calificación de obra maestra.
    Un abrazo, Ricardo.

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    1. Hola, selegna:
      He visto ese "making off", ya que es el que se encuentra entre los extras del DVD. Efectivamente, resulta sorprendente la vitalidad de un Bergman ya bastante anciano. No deja de ser curioso que esa vitalidad del rodaje no aparezca ni por asomo a lo largo de una de las películas más sublimemente deprimentes y crudas que yo haya visto. O lo que es lo mismo, el mejor Bergman en estado puro. Me alegra que te hayas puesto manos a la obra con este gigante del séptimo arte. Ya me irás contando tus progresos :).

      Un abrazo.

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  4. No dudes que lo haré; a no ser que te canses tú de tanto leer.
    Hasta la próxima!

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    1. Tranquila, que no me canso :).

      Hasta la próxima!

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  5. Hola.
    Me parece muy bien que no consideres "Saraband" como la secuela de "Secretos de un matrimonio" porque, en eso coincidimos, no me lo parece.
    En unas líneas la resumes muy bien: . ¡Cojonudo! He leído que Bergman dijo esto: “Lo que más importa en la vida es ser capaz de entablar contacto con otro ser humano”.
    La secuencia que viene a mi memoria cuando recuerdo la película es aquella en la que el hijo de Johann va a pedirle dinero. Suscribo lo de crudeza inaudita. La considero una de sus mejores películas.
    Por cierto, ¿has visto "En presencia de un payaso"? ¿Qué te parece? No la he visto.
    Saludos.

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    1. Las líneas son estas (no han salido):
      "Bergman vuelve a incidir en temas ya conocidos dentro de su obra, como la incapacidad de comunicación/relación del hombre con sus semejantes, la pérdida, el tormento interior o la muerte; y lo hace con una crudeza inaudita, incluso dentro de su propia obra".

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    2. Hola, Fransico:
      Lamentablemente aún no he visto "En presencia de un payaso", aunque se dice que es de lo mejorcito que hizo el maestro durante el último tramo de su carrera.
      "Saraband" me parece una obra maestra absoluta. Y sí, es tan cruda que uno no siempre tiene ganas de enfrentarse a ella.
      Por cierto, qué grande era Erland Josephson, que murió hace unos meses. Dios lo tenga en gloria.

      Un cordial saludo.

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  6. Coincido en la grandeza del actor Josephson. Yo ahora estoy revisando 'Secretos de un matrimonio' y sí, Ullmann está que se sale, pero él se la come. Y compraré el dvd de 'Saraband' para ver el 'making off' (y revisar 'Saraband', claro, que me encantó), pues disfruto mucho viendo el proceso creativo de los genios.

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  7. Gracias por la recomendación de la película. Estuve revisando algunos otros artículos del blog y debo comentar que las valoraciones de las películas van más por un nivel semántico (aunque no haces referencias al impacto social de la película que también podría considerarse un criterio válido en el aspecto semántico). Sería interesante tener una valoración sintáctica de la película, sus planos, angulaciones, sonido, montaje, dirección de actores, etc. No es el caso de Bergman, pero en autores como Tarkovsky su cine va más por la senda del cine ensayo o cine arte que necesita un análisis con un paradigma distinto al cine narrativo argumentativo de autores como Billy Wilder (por mencionar dos opuestos en el cine). Una valoración solo semántica se queda más en mis películas favoritas y no tanto las mejores películas. Si se hace explícito el paradigma y se analiza una película desde la sintaxis y la morfología las películas y su valoración se podrían entender mejor. Nuevamente gracias por esas recomendaciones de películas.

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