Clásicos del western: Cielo amarillo (Yellow Sky, 1948) de William A. Wellman.


Tras atracar un banco, James Dawson (Gregory Peck) y su banda de forajidos se adentran en un desierto de sal huyendo del ejército. Allí encontrarán una ciudad fantasma en la que sólo habitan una joven (Anne Baxter) y su abuelo.


Memorable western del infravalorado y casi siempre notable Wellman, que logra aquí una de sus películas más conseguidas.

El filme adapta una historia de W. R. Burnett, coincidiendo en su premisa (huida a través del desierto tras un robo) con otro western del mismo año; Los tres padrinos (The Three Godfathers) de John Ford.

El director demuestra, una vez más, su maestría a la hora de convertir el espacio físico en el que se desarrollan sus películas en protagonista fundamental de la trama. Siendo ese árido e infinito desierto que tan sabiamente recogen sus encuadres, el lugar en el que asistimos al enfrentamiento de caracteres y puntos de vista que se da entre los distintos miembros de la banda, que parecen consumirse por el viento, el polvo y el sol abrasador.


Las disputas aumentarán con la llegada a la ciudad muerta, al descubrirse el filón de oro que explotan una embravecida Anne Baxter y su alocado pariente.

Uno de los principales logros de la cinta, es que en la misma no nos encontramos con casi ningún personaje plano. Sino que en función de la importancia de cada uno dentro del relato, todos poseen una cierta profundidad que los hace más creíbles y humanos.

La película se beneficia de una extraordinaria fotografía en blanco y negro en la que se acentúan los contrastes entre luces y sombras, dando lugar a atmósferas sombrías y fantasmagóricas.

El reparto es otro de sus puntos fuertes, resultando estupendas las interpretaciones de Peck, Baxter y Widmark. Este último lo bordaba siempre que hacía de malo.


Muchas son las secuencias que se quedan grabadas en la retina del espectador tras finalizar su visionado. Pero la más brillante de todas es la del tiroteo final en el saloon, donde Wellman sienta cátedra demostrando cómo debe hacerse uso del fuera de campo. Sencillamente admirable.

4 comentarios:

  1. Un western narrado como una película negra. De mis preferidas, porque une dos de los géneros que más me atraen.

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  2. Hola, ethan
    Efectivamente, y como bien dices, la película posee esas atmósferas opresivas y de claroscuros propias del cine negro. En ese sentido me recuerda a otro gran western, como es "Pursued" de Raoul Walsh, donde además de la puesta en escena se utilizan algunos recursos narrativos propios del noir como el flashback y la voz en off.
    Gracias por dejar tu comentario. Un cordial saludo.

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  3. Excelente película, una de las mejores adaptaciones de una novela de Burnett al cine junto con "La jungla de asfalto" y "El último rafugio". Recuerdo poco de la película y gracias a tu entrada la revisaré, si algo recuerdo es que Widmark estaba magnífico en su papel.
    Felicidades por tu trabajo en el blog, te sigo y te incluyo en el blogroll del mio http://ciclos-decine.blogspot.com/
    Pasate cuando gustes Ricardo, estás invitado.

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  4. Hola, David
    Concuerdo contigo en tu referencia a W. R. Burnett, ya que las películas que mencionas son realmente memorables. Me pasaré por tu blog en cuanto pueda.
    Gracias por la aportación de tu comentario. Es un placer intercambiar puntos de vista con otros cinéfilos.
    Un cordial saludo.

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