Michael (Mikaël, 1924) de Carl Theodor Dreyer.


“No hay nada en el mundo que pueda compararse con un rostro humano. Es una tierra que uno no se cansa de explorar, un paisaje, ya sea árido o apacible, de una belleza única. No hay experiencia más noble, en un estudio, que la de constatar cómo la expresión de un rostro sensible, bajo la fuerza misteriosa de la inspiración, se anima desde el interior y se transforma en poesía”. (Carl Th. Dreyer)

La relación entre Claude Zoret (Benjamin Christensen), afamado pintor, y Michael (Walter Slezak), su joven alumno y modelo, comienza a deteriorarse con la llegada de la princesa Zamikoff (Nora Gregor), quien con sus encantos conquistará el corazón del segundo.


Existe entre los cinéfilos una tendencia más o menos generalizada, debido probablemente al desconocimiento, que consiste en obviar todo lo que el maestro danés hizo con anterioridad a La pasión de Juana de Arco (La Passion de Jeanne d'Arc, 1928). Esa omisión arbitraria, impide no ya sólo el análisis de la génesis del lenguaje dreyeriano, fundamental para comprender su posterior evolución, sino también el simple disfrute de una serie de películas de gran calidad, que parecen haber quedado sepultadas por el peso de las ulteriores obras maestras firmadas por el cineasta.

Mikaël, adaptación de una novela de Herman Bang, es un Kammerspielfilm que nos habla del dolor del desengaño y de cómo el estado emocional condiciona el trabajo del artista. La relación que se expone entre Zoret y Michael, va mucho más allá de la mera correspondencia maestro-alumno, adquiriendo evidentes connotaciones homosexuales que hacen que el filme sea, desde un punto de vista temático, bastante adelantado a su tiempo.


Pese a lo que el título pueda indicar, el verdadero protagonista de la cinta es Claude Zoret, al que interpreta con notable solvencia Benjamin Christensen, director de la singular Häxan: La brujería a través de los tiempos (Häxan, 1922). Dreyer nos muestra la progresiva decadencia física y artística de su personaje, apesadumbrado desde que conoce la aventura amorosa de su amado pupilo. Zoret soportará con solemne resignación, la descarada ingratitud de aquel que, aun en los malos momentos, sigue constituyendo su principal fuente de inspiración.

La puesta en escena, enaltecida por la excelente fotografía de Karl Freund y Rudolph Maté, se caracteriza por su riqueza simbólica (alusiones a la religión y a la muerte) y su profundidad espacial en las secuencias que se desarrollan en el interior del salón de la mansión de Zoret. El autor de Gertrud prosigue avanzando en su camino hacia la depuración y la abstracción más absolutas.


Gracias a la ejemplar restauración llevada a cabo hace unos años por el Friedrich-Wilhelm-Murnau-Stiftung (encomiable su labor), los admiradores del inmarcesible realizador danés, tenemos la oportunidad de disfrutar de otra de sus películas olvidadas.

4 comentarios:

  1. Muy buena. Recientemente pude hacer un ciclo dedicado a este director en el que vi todas las películas que pude encontrar. A parte de las consabidas maravillas de su recta final, destacaría personalmente de su primera etapa "El presidente" (su primer largometraje con un uso del color precioso) y "La novia de Glomdal" (de un bucolismo entrañable).

    Un saludo y buen trabajo.

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    1. Hola, Manu:
      Pues fíjate que a mí "El presidente", pese a su indudable interés, no termina de convencerme. Me parece el Dreyer más flojo que he visto. De su primera etapa me quedo con "La viuda del párroco" y "Páginas del libro de Satán". Ese bucolismo entrañable del que hablas refiriéndote a "La novia de Glomdal", es muy habitual en el primitivo cine escandinavo. Valgan como ejemplo "Los proscritos" de Sjöström o la citada "La viuda del párroco".

      Un saludo y gracias.

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  2. Bueno, el propio Dreyer no opinaba algo así como que su verdadera filmografía comenzaba ahí? Que lo de antes eran unas pequeñas prácticas. Yo seguí su consejo y me vi todas sus películas a partir de 'La pasión de Juana de Arco'. Ya sabes, típica ambición de joven cinéfilo que quiere ver solo lo mejor de los mejores cuanto antes.. Ya en un futuro caerán esas joyitas pérdidas en el silemne que tu dices :)

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    1. Hola, neordental:
      Como buen cinéfilo que eres, seguro que acabas dejándote llevar por algunas de las joyas silentes del maestro danés anteriores a su Juana de Arco :P

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