Clásicos del western: El tren de las 3:10 (3:10 to Yuma, 1957) de Delmer Daves.


Dan Evans (Van Heflin) es un pequeño granjero que se está arruinando por culpa de una larga sequía. Ante la imposibilidad de conseguir un préstamo que aliviane su maltrecha situación, decide aceptar los doscientos dólares que se ofrecen por llevar a Ben Wade (Glenn Ford), conocido asaltador de diligencias, hasta el tren que se dirige a la prisión de Yuma. El problema es que la banda de Wade intentará rescatar a su líder antes de que esto se produzca.


3:10 to Yuma constituye la mayor aportación al western de Delmer Daves, talentoso artesano que nos legó, además del título que nos ocupa, algún que otro clásico dentro del género como Flecha rota (Broken Arrow, 1950), Jubal (ídem, 1956), La ley del talión (The Last Wagon, 1956) o El árbol del ahorcado (The Hanging Tree, 1959). Sobre la presente película el director afirmó lo siguiente: “Intenté crear un nuevo estilo en la manera de contar una historia. Quise fotografiar esta historia como se habría hecho en los años 1870-1875: con una ausencia total de maquillaje y una búsqueda de las sombras negras, en vez de la habitual grisalla que se obtiene a causa de la luz de los proyectores”.


Partiendo de una portentosa y adusta puesta en escena de ecos expresionistas, Daves narra con admirable vigor este relato que gravita en torno a la relación fáustica que se establece entre sus dos caracteres principales: Wade, cual Mefistófeles goethiano, es un personaje atractivo, ambiguo y carismático, que lo mismo seduce a una joven tabernera que acaba con la vida de uno de sus hombres si el botín corre peligro. No dudará en tentar una y otra vez a Evans con promesas monetarias para que lo deje en libertad. Éste, por su parte, es un humilde granjero hastiado por no poder ofrecer a su mujer e hijos la vida de comodidades que ellos se merecen. Trasladar con éxito a Wade, se convierte para él en algo más que un simple encargo que le reporte unos cuantos dólares. Pese a la evidente contraposición de intereses, entre ambos irá surgiendo una progresiva complicidad que culminará en un inesperado final. 

El filme transita con habilidad desde la acción en movimiento de su primera parte hasta el estatismo claustrofóbico de la segunda. Es en este segundo acto, desarrollado mayormente en una habitación de hotel en la que Wade y Evans esperan la llegada del tren, donde la narración alcanza sus cotas más elevadas de tensión. ¿Qué ocurrirá durante ese tiempo? ¿Se dejará engatusar el necesitado granjero por su confiado rehén? ¿Llegará la banda de Wade para liberarlo? ¿Conseguirá Evans su propósito? Hagan sus apuestas… 


La dirección de Daves resulta notable, ensalzada por la magistral fotografía en blanco y negro de Charles Lawton Jr.. Destaca el uso frecuente de la grúa como medio para elevarse sobre el paisaje que se pretende encuadrar. 

Convincentes composiciones tanto de Ford como de Heflin. Este último da vida a un personaje que recuerda mucho al que unos años antes había interpretado en Raíces profundas (Shane, 1953), la obra maestra de George Stevens. 

En 2007, James Mangold realizó un espléndido y trepidante remake protagonizado por Russell Crowe y Christian Bale. En cualquier caso, nos seguimos quedando con la película original.

4 comentarios:

  1. Otra vez volvemos a coincidir, hasta en lo del remake, yo creo que pertenece al subgènero de Cine Negro en el Western, por toda esa atmósfera lóbrega que se respira y por algún que otro matiz. No se si será el mejor western de Davies, por ahí tiene el Arbol del ahorcado y alguna mas, en este género para mi está entre los directores más notables.

    Saludos
    Roy

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    1. Hola, Roy:
      Me parece acertado ese paralelismo que estableces con el noir. Para mí sí que es el mejor western de Daves, incluso por encima de "El árbol del ahorcado".

      Un saludo.

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  2. Muy buena, la he revisado recientemente y he disfrutado grandemente. Coincido con ambos en destacar la negritud de la cinta, sobre todo en su segunda parte durante la claustrofóbica espera en el hotel.
    Muy interesante y ambiguo el personaje interpretado por Glenn Ford (grande en esta peli), parece que detrás su poder de seducción se esconde sólo un depredador... pero finalmente no es así. Por cierto el aquí te pillo, aquí te mato con la tabernera me dejó impactado... demasiado explicito para los años 50.
    Me alegra que hayas elegido para la cabecera una foto de Flecha Rota, otro de los western de Daves que más aprecio.
    Un abrazo.

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    1. Hola, camarada:
      El "aquí te pillo, aquí te mato" en la taberna también me sorprendió a mí. Menudo "pichabrava" está hecho el bueno de Glenn Ford :).
      Qué película tan agradable de ver es "Flecha rota", influyente western proindio con el gran Jimmy Stewart.

      Un abrazo.

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