Orígenes (I Origins, 2014) de Mike Cahill.

“Un poco de ciencia aleja de Dios, pero mucha ciencia devuelve a él”.
(Louis Pasteur)

Ian (Michael Pitt) es un joven científico que trabaja en un proyecto sobre la evolución del ojo humano con el que se podría refutar la existencia de Dios.


Galardonada con el premio a la Mejor película durante el pasado Festival de Cine de Sitges, I Origins, del realizador estadounidense Mike Cahill, supone una poco convincente mezcla de romanticismo, drama amoroso, ciencia ocular y trascendentalismo New age que se articula sobre la ya resobada, y probablemente irresoluble, confrontación entre ciencia y creencia.


El arranque de la cinta no está del todo mal. De hecho, puede resultar hasta interesante. Ian, que realiza el doctorado en Nueva York, conoce en una fiesta de Halloween a una chica encapuchada a la que sólo se le ven los ojos. Tras mantener relaciones sexuales con ella, ésta desaparece sin haberse dejado ver el rostro. Ian no sabe nada acerca de la desconocida: ni su nombre, ni su dirección, ni su número de teléfono. Tan sólo conoce sus ojos heterocrómicos, a los que ha fotografiado y por los que se siente fascinado. Pronto comienza a buscarla, encontrando su pista en un enorme panel publicitario donde aparecen esos mismos ojos. Por otro lado, Ian encabeza un estudio científico con el que trata de identificar los diferentes estadios en la evolución del ojo humano. Si lo consigue, podría refutar la opinión de aquellos teólogos que se aferran precisamente a la naturaleza inamovible de este órgano como  principal prueba de la existencia de una inteligencia superior. Curioso, ¿verdad? Pues bien, el filme comienza a descarrilar a raíz de un trágico e inesperado accidente. Desde ese momento, la trama, que va perdiendo de manera progresiva los pies y la cabeza, vira hacia otra dirección con destino final en la India, cuna del espiritualismo de manual de quiosco. A lo absurdo del desarrollo hay que sumarle lo descafeinado de las interpretaciones y una pomposidad visual que no hace sino fomentar el pretencioso artificio. 

            Por cierto, no veo la ciencia-ficción por ningún lado…


2 comentarios:

  1. A mi me fascinó "Another Earth", a pesar que hay quien le acuse de "existencialismo light". De mi parte no lo veo así y más bien soy partidario del estilo de ésta película, una sci-fic alejada de las piromanías propias de Michael Bay y parecidos. Para ahondar en los personajes y no tanto en la acción o los efectos visuales.

    Con "I Origins" sin embargo no me siento tan benévolo. El director tiene a la mano buenos elementos para desarrollar una buena película dentro de su línea, pero opta por una temática que exaspera al público más escéptico. Aún por tener a Brit Marling la cinta me terminó por arrugar la cara. Lástima.

    Esperemos que la onda "new age" sea algo bien pasajero al cine que se etiquete como ciencia ficción.

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    1. Hola, Marco:
      No he visto "Another Earth", y no soporto la moda "New age" :). Película fallida.

      Un saludo.

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